Lo más importante es el amor. Nada cuenta si no se hace con amor. En resumen, no puedes avanzar hacia ningún lugar, ya sea en lo espiritual o en tus relaciones ¡hasta que no entiendas qué significa vivir en amor! Con razón 1 Corintios 14:1 nos enseña: «Ustedes vayan en pos del [este] amor [que éste sea su anhelo y su gran búsqueda]…». Vivir una vida guiada por el amor de Dios, ¡te permite andar en el espíritu a un nivel más alto en la bendición y en el poder de Dios!
Pero si en realidad deseas vivir en amor, tendrás que tomar la decisión de rendirte a la fuerza del amor que se encuentra en tu interior. Tendrás que rechazar las tendencias egoístas de la carne y decidir llevar una vida guiada por el amor. Ahora bien, hacer estos cambios no es tan difícil como parece. De hecho, la clave para desarrollar tu vida de amor es muy sencilla, y es mantener una relación íntima con Dios —en comunión con Él, leyendo la Palabra, orando y permaneciendo apegado a Él—.
Para desarrollar aún más tu fe, tienes que entender cuán grande es el amor de Dios por ti. Puedes invertir tiempo meditando en que Dios te ama tanto como ama a Jesús. ¡Medita en esa verdad! Dios no sólo te ama tanto como ama a Jesús, sino que también depositó ese mismo amor poderoso en tu interior ¡para que ames de la misma forma en que Él ama! Aunque eso suene inconcebible para la mente humana, atrévete a creerlo. Recibe esta verdad en tu corazón.
Para completar el proceso de desarrollar tu fe en el amor de Dios, no sólo debes permitir que éste fluya hacia ti, sino a través de ti para tu prójimo. Leamos 1 Juan 4:12: «…Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se perfecciona en nosotros». ¿Recuerdas el viejo dicho: “La práctica hace al maestro”? Bueno, ésa es una verdad absoluta. La forma de perfeccionar el amor de Dios en tu vida, es poniéndolo en práctica con las demás personas. Y a medida que lo hagas, y lo desarrolles día a día, llegarás a ser un poco más a la imagen de Jesús. La obra que Jesús llevó a cabo, también tú la llevarás a cabo con valentía; tus relaciones florecerán pues las personas lo verán a Él reflejado en ti.