Muchos cristianos tienen muy claro que es inmoral escoger el aborto como un medio de control anticonceptivo. Una encuesta estructurada por el Instituto Guttmacher Institute de Nueva York en el 2004; reportó que las razones principales dadas por 1,209 pacientes que decidieron abortar fueron: (1) que tener un hijo impediría que una mujer recibiera educación, trabajara, o tuviera la capacidad de mantener a otras personas, (2) no poder sostener económicamente a un hijo en ese momento, o (3) no quería ser una madre soltera, o estaba teniendo problemas en su relación con su pareja.
Ahora bien, ¿qué se debe hacer si la madre fue víctima de violación, incesto; o el embarazo puede causarle la muerte a la madre? Para contestar si existe alguna situación en donde el aborto es la opción correcta, comencemos con una enseñanza bíblica fundamental. Podemos ver a través de las Escrituras que el valor de la vida de cada ser humano está claramente establecido. Por ejemplo, la Palabra de Dios dice que muchas personas ya han sido apartadas para Dios para desarrollar un ministerio, aun cuando están en el vientre de su madre (Jeremías 1:5 y Gálatas 1:15).
El Salmo 139, dice que Dios conoce a cada persona aun antes que su cuerpo se forme, y que Él tiene un plan para su vida. “Porque tú formaste mi ser interior. Me tejiste en el vientre de mi madre…Soy una creación formidable y maravillosa… Mis huesos no se ocultaron de ti, y fui entretejido en lo más profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi cuerpo. En tu libro, estaban escritos los días que fueron ordenados mí, cuando aún no había ninguno de ellos. Tus pensamientos son preciosos para mí, ¡Dios! Cuán grandes son todos ellos” (versículos 13-17, traducción libre de The World English Bible).
Como autor de la vida, Dios considera a todo niño que no ha nacido como un ser eterno desde el momento de su concepción. Destruir deliberadamente esa vida, antes de que nazca, es un asesinato predeterminado de la misma forma que se toma la vida de cualquier persona inocente. Dios mismo, en Su gran amor nos pide que escojamos la vida para nosotros mismos y para nuestros hijos (Deuteronomio 30:19).
En lo natural, la decisión de escoger la vida puede parecer muy difícil en los casos de un incesto o de una violación. Pero a pesar de las circunstancias, Dios tiene un plan para ese bebé que aún no ha nacido. Si la madre le da valor a la vida del bebé, Dios puede darle poder a ella, o a unos padres adoptivos para criar al bebé en la alimentación y amonestación del Señor (Efesios 6:4).
Otra preocupación que escuchamos con frecuencia, es de qué se debe hacer si el embarazo es una amenaza para la vida de la madre. Sin embargo, ese punto de vista ha sido resuelto por completo, por medio de la medicina moderna. Escoger la vida no siempre es fácil o conveniente, sin embargo, es la mejor decisión que podemos tomar. Como creyentes, podemos tener fe en el amor de Dios y en la capacidad de demostrarlo.