Padre, en este día me levanto en el nombre de Jesús, decidido a amar, y renuncio a la envidia y a la contienda. No quiero darle lugar al enemigo en mis relaciones. Espíritu Santo, Te pido que cuando la envidia o la contienda traten de levantarse; me ayudes a identificarlas con rapidez y que cambies mi situación para disfrutar una vida llena de gratitud y alabanza. Te pido que seas mi guía —¡para tener una vida bendecida!—, ¡amén!
Detén la contienda antes que se levante. Vive en amor y con una actitud de agradecimiento y ¡verás cómo Dios obra a tu favor!